La Venus de los perversos
CAPITULO XIII
Llegó el día del gran banquete…
Venecia bajo nubes tiznadas, mi madre solía decir que la luna llena trepa la marea y pronto despertaríamos bajo agua.
Atilio finalizó su obra maestra ’Madame Bridgette’, quedé extasiado ante su pincel, madame era un templo desnudo donde se ocultan la vida y la muerte. Deseaba esculcarla desde la planta de sus pies hasta la meseta de su vientre griego, ese atrio delirante, como un Vero mosaico, sus nalgas un socavón escondiendo a sus víctimas como ’opus sectile’, que ni los dominicos, ni los frailes benedictinos conocían tantos escondrijos infernales.
- ¡Ubaldo! ¡Ubaldo despierta, estás delirando! ¡Por Dios y la santa madre iglesia! dejad en paz a Madame, apresurémonos que la noche nos almíba.
Por: 𝗠𝗮𝗴𝗱𝗮 𝗕𝗲𝗹𝗹𝗼, escritora y poeta nicaragüense, premio internacional de poesía Rubén Darío 2018
©® 𝗗𝗲𝗿𝗲𝗰𝗵𝗼𝘀 𝗥𝗲𝘀𝗲𝗿𝘃𝗮𝗱𝗼𝘀
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𝗗𝗲𝗿𝗲𝗰𝗵𝗼𝘀 𝗥𝗲𝘀𝗲𝗿𝘃𝗮𝗱𝗼𝘀 por su autor 𝗠𝗮𝗴𝗱𝗮 𝗕𝗲𝗹𝗹𝗼 y Revista Líderes Políticos.