La Hoguera

Los funcionarios son de hecho más corruptos mientras más ganan: Banco Mundial

Los funcionarios son de hecho más corruptos mientras más ganan: Banco Mundial
Política
Diciembre 11, 2018 12:10 hrs.
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Emmanuel Ameth › Emmanuel Ameth Noticias

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Gerardo Esquivel, uno de los economistas con más citas académicas del país, revivió el estudio de Pamela Jakiela sobre la correlación entre los gobiernos que gastan grandes recursos (principalmente a nóminas) frente a los datos del combate a la corrupción: la evidencia demuestra que el argumento de ’debemos ganar más para no corrompernos’ tan usado por los ’servidores’ del Poder Judicial como por los representantes del PRI, PAN y la demás chiquillada, es la mera repetición de un argumento sin sustento.

Como puede apreciarse a simple vista, la correlación que existe entre gobiernos con mayor proporción de alta burocracia (premium), medida a través de sus ingresos, respecto de sus niveles de eficiencia del control a la corrupción no sólo es estadísticamente incorrecta sino que de existir algún tipo de causalidad, esta sería negativa.



Así pues, la evidencia científica que nos muestra el Banco Mundial tras procesar datos es que de hecho, a medida que haya más funcionarios que pertenezcan a la alta burocracia, la corrupción es menos atacada.

Los modelos económicos y los de cualquier disciplina en general, deben interpretar los resultados que la realidad demuestre con rigor científico, esto es, que las creencias y prejuicios de quien analice no influya en recabar ni observar de manera selectiva fenómenos así como tampoco influir en las conclusiones.

Teniendo una respuesta irrefutable sobre la relación que existe entre la burocracia privilegiada y el control de corrupción, ya podemos interpretar a qué se deben dichos resultados, a diferencia de lo que hacen los actores políticos y sus aplaudidores, responsables simplemente de repetir sinsentidos.

Dos conjeturas

Primera. El servicio público se ha desprestigiado precisamente porque sus integrantes no encuentran satisfacción ni reconocimiento en hacer bien su labor social, para ellos se trata simplemente de una actividad donde encuentran prestaciones que no están disponibles en cualquier otro sector del mercado; incluso, para cuidar su permanencia en dicha área privilegiada, son capaces de hacer casi cualquier cosa -y así ocurre-.

Malos elementos hay en todo el mundo, pero en México tienden a ser una mayoría dado que no sólo se protegen entre ellos, sino que los elementos que no sean corruptos y que se encuentran a su alrededor no están incentivados a denunciar por la inexistencia de justicia en nuestro país y porque, pese a no estar de acuerdo, optan por mantenerse para conservar sus privilegios.

Tener una alta burocracia creciente bajo esta conjetura supone incentivar a mercenarios, tomar lo peor de los que sólo buscan su beneficio así como corromper a aquellos que se negaban a participar en actos sin probidad.

Segunda. El servicio público está viciado de raíz porque existe una base inamovible que ha ganado su permanencia mediante pactos y alianzas previas. Para ellos nada tienen que ver los resultados que como funcionarios entreguen pues la unión les ha dado la fuerza para poder vivir del erario sin preocupaciones, son desde los sindicalizados hasta los nuevos “técnicos y especialistas”; tan difícil es encontrar en el servicio público alguien que conozca su trabajo, que estos últimos mencionados tienden a permanecer gracias a que o hay quien los supla (en el mismo servicio público).

El problema es que el servicio público no se nutrió de convocatorias abiertas ni de concursos que procuraran hacerse de los mejores elementos; incluso en la actualidad, muchos factores siguen haciendo de este un proceso cerrado. Quienes nutrieron a la burocracia fueron los afiliados a los partidos políticos, quienes a su vez encuentran en dichas instituciones la oportunidad de suplir sus carencias y deficiencias mediante su operación en procesos electorales.

Así, los elementos menos preparados de la sociedad nutren los partidos, los que a su vez nutren las instituciones y a partir de las cuales, para la mera cumplimentación de las convocatorias obtienen documentos académicos -en instituciones sin prestigio- así como la comprobación de experiencia que le otorga el mero ejercicio, así sea deficiente, de sus funciones.

Bajo esta conjetura, la corrupción ni siquiera se observa porque es tan común como el aire; debe ser defendida pues en un ejercicio de análisis y autocrítica -en caso de existir-, cualquier servidor se daría cuenta que en mayor o menor medida, incluso este se debe a la corrupción; tener aquí una burocracia privilegiada no hace sino aumentar las cuotas de corrupción.

Los datos del Banco Mundial, avalan ambas conjeturas como explicaciones plausibles.

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