Alameda
Enedino Sánchez Madrid
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Son pobres porque quieren
Por Enedino Sánchez Madrid
Hace unos días, ante lo que se planteó en redes sociales con el HT #CuarentenaObligatoria, algunas personas, desde su privilegio, abrieron nuevamente el debate sobre el ’Son pobres porque quieren…’ refiriéndose a aquellas personas que no acataban lo que ellos consideran necesario para contrarrestar la crisis sanitaria del COVI-19, claro, desde su privilegio es muy difícil entender a todos aquellos que viven al día, a los que no se pueden dar el lujo de no salir a trabajar, ya que de ello depende que sus familias tengan lo básico, lo cual me llevó a escribir este breve texto.
Primero, debemos recordar que la ética del supuesto ’merecimiento’ nace del periodo neoliberal, en el cual la desigualdad alcanzó niveles impresionantes, y tenían que justificar / legitimar esa desigualdad, y es donde entra el mal llamado ’merecimiento’, en el cual se funda la frase ’los pobres son pobres porque quieren’.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) estima que en nuestro país existen aproximadamente 55.3 millones de personas que viven en situación de pobreza, de los cuales 33.8 millones viven en un entorno urbano y 17 millones en un entorno rural. Estas cifras no rompen la apatía de muchos, lo digo porque tal parece que nos hemos acostumbrado a permanecer inmóviles ante esta situación, la vemos en la TV, en películas, en la calle, en restaurantes, es romantizada de una manera burda incluso se criminaliza y denigra a aquellos ante la falta de sensibilidad a la realidad de nuestro país. Decía Flaubert, que la costumbre con el tiempo se vuelve tiranía.
México tiene una de las tasas de movilidad social ascendente más bajas en el mundo, cifras de desempleo relativamente bajas, pero los puestos de trabajo que han sido creados en los años recientes los podemos caracterizar por la precariedad, son empleos poco remunerados, en esquemas de ’outsourcing’ y sin protección social, esto es una contradicción en sí misma, ya que si tomamos en cuenta que el mercado laboral constituye nuestra principal fuente de ingresos y que por ende está tendría que ser un factor para escalar hacia arriba y disminuir la desigualdad, resulta que no, ya que como lo mencione al inicio, nuestro país se mueve en uno de los esquemas de movilidad social más bajos del mundo.
Y, dentro del territorio mexicano, las diferencias también son notables: las expectativas salariales son muy distintas dependiendo de la entidad en la que laboran: mientras que el ingreso laboral mediano mensual de un trabajador fue de 6 mil 657 pesos en Querétaro en 2017, la remuneración fue de 4 mil 748 pesos en Puebla. El contraste es aún mayor si comparamos Chiapas con 3 mil 708 pesos con Nuevo León que tiene un ingreso de 7 mil 371 pesos.
Para poder desdeñar un poco más, debemos comprender que la pobreza debe entenderse dentro del contexto de una ’cultura’ que pone en el centro al éxito y que actualmente la sociedad mexicana es materialista y capitalista, cuyo objetivo fundamental es tener dinero y bienes. De esta manera, si el parámetro es la adquisición económica y esto se ve como exitoso, aquel que no se incluya en ese segmento es una persona ’no exitosa’, porque el éxito entendido desde su perspectiva es un concepto muy reducido.
Así que si todavía, y después de leer este breve texto, crees que ’los pobres son pobres porque quieren…’, déjame decirte, que el problema eres tú.