2025: Hidalgo entre el avance y la tensión


El estado ha caminado entre promesas de transformación, avances visibles y tensiones que se niegan a desaparecer

2025: Hidalgo entre el avance y la tensión
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Diciembre 17, 2025 13:00 hrs.
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Antares Cervantes › Líderes Políticos

2025: Hidalgo entre el avance y la tensión

El Disidente
Antares Cervantes

El 2025 ha sido para Hidalgo un año de contrastes nítidos. Como ocurre en toda etapa de transición política y social, el estado ha caminado entre promesas de transformación, avances visibles y tensiones que se niegan a desaparecer. En el terreno de lo positivo, Hidalgo ha mostrado una notable estabilidad económica frente a un entorno nacional complejo. El dinamismo en sectores como el industrial, el comercio regional y los servicios ha permitido sostener empleos y atraer inversión, especialmente en la zona metropolitana de Pachuca y el corredor Tula–Tizayuca.

La infraestructura también ha tenido un empuje sostenido: obras viales, mantenimiento urbano y proyectos de conectividad que, aunque desiguales, apuntan a una modernización necesaria.

En el ámbito social, se observa una expansión de programas de apoyo a jóvenes, mujeres y comunidades vulnerables. La agenda educativa ha mantenido cobertura y continuidad, mientras que el sector cultural y turístico ha encontrado nuevos espacios de proyección, fortaleciendo la identidad regional y generando derrama económica. Hidalgo, en ese sentido, no se ha detenido.

Pero el otro rostro del 2025 es menos cómodo. La seguridad sigue siendo una herida abierta. Aunque los discursos oficiales insisten en contención y control, la percepción ciudadana de riesgo no ha cedido. Los delitos de alto impacto, el avance del crimen organizado en regiones específicas y la desconfianza hacia las instituciones policiales mantienen un clima de tensión constante. A ello se suma un problema persistente: la opacidad. La demanda social por transparencia, rendición de cuentas y procesos claros en el ejercicio del poder se ha intensificado, y no siempre ha encontrado respuestas suficientes.

La relación entre gobierno y ciudadanía también se ha vuelto más áspera. Las protestas, los reclamos sectoriales y el uso cada vez más crítico de las redes sociales reflejan una sociedad más informada, pero también más cansada. Hidalgo vive un proceso de politización profunda, donde la paciencia social comienza a agotarse frente a resultados que no siempre llegan con la velocidad prometida.

2025 no es, entonces, un año de blancos y negros. Es un territorio de claroscuros. Hidalgo avanza, sí, pero lo hace con frenos visibles. Crece, pero arrastra viejos vicios. Y mientras la infraestructura se eleva y los programas se anuncian, la exigencia ciudadana se vuelve más dura: menos discurso, más resultados. El verdadero saldo del año no está aún escrito del todo, pero una cosa es clara: la sociedad hidalguense ya no está dispuesta a conformarse con promesas, y mucho menos, que se culpe de todo lo malo a gobiernos anteriores.

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