María Grever: el amor como inspiración

María Grever: el amor como inspiración
Cultura
Marzo 03, 2019 23:16 hrs.
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Elvira Hernández Carballido › Emmanuel Ameth Noticias

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Precursora mexicana de la canción romántica, se afirma que su estilo elegante y romántico marcó al bolero como género musical. Nayeli Nesme y Alberto Núñez, especialistas en la trayectoria de esta compositora, confirmaron su gran calidad y aportación a la música:

Grever era capaz de dirigir orquestas, escribir música de cine. Es difícil encontrar a un autor que componga de forma equilibrada, y esa composición balanceada de Grever fue quizá uno de sus mayores méritos. Cuando rescatemos totalmente la obra de sus operitas, su música de cine, entre muchas otras cosas, tendremos un panorama completo de lo que significó.

Como representante clásica del bolero, María Grever sublimiza el amor ideal, pero lo hace con toques de sensualidad y pasión arrebatadora. Abiertamente declara su amor, pero al mismo tiempo el deseo y abiertamente pide ser amada con un ímpetu desbordado de erotismo absoluto, pero discretamente agregado a una palabra significativa:

Júrame/ que, aunque pase mucho tiempo pensarás en el momento en que yo te conocí/ Júrame/ que no hay nada más profundo/ Ni más grande en este mundo que el cariño que te di/ Bésame/ Con un beso enamorado/ Como nadie me ha besado/ Desde el día en que nací/ Quiéreme/ quiéreme hasta la locura/ Y así sabrás la amargura que estoy sufriendo por ti. (Júrame)

En su siguiente inspiración se observa que ella reconoce la imposibilidad del amor eterno, fiel y absoluto, pero confiesa creer en que siempre existe la posibilidad de reencontrarse con la persona que se amó y volverla a amar, sin rencores ni obsesiones, simplemente con una ilusión y también con esa sensualidad delatada discretamente en unas cuantas palabras:

Cuando vuelva a tu lado/ No me niegues tus besos/ El amor que te he dado no podrás olvidar/ No me preguntes nada que nada he de explicarte/ El beso que me negaste ya me lo podrás dar/ Cuando vuelva a tu lado/ Y esté a solas contigo/ Las cosas que te digo no repitas jamás/ Une tu labio al mío/ Estréchame en tus brazos/ Y siente los latidos de nuestro corazón. (Cuando vuelva a tu lado)

María Joaquina de la Portilla Torres (1884-1951) desde pequeña mostró su pasión y dominio por la música. Nacida en Guanajuato, se fue desde muy pequeña con su familia a Europa. Recibió sus primeras clases en Francia. Ya adolescente vivió en Estados Unidos donde trabajó haciendo fondos musicales para diversas películas. Se casó con León A, Grever, y tomó el apellido de su marido. Nunca dejó de escribir música, la cual fue interpretada por diversos tenores y cantantes de música popular.

Al identificarse con la esencia del bolero, las letras de sus canciones tienen como eje el amor ideal, pero destaca el deseo y la pasión que en cada discurso se plasma en las palabras utilizadas para describir el sentimiento hacia la persona amada. Hay sensualidad en los tonos y deleite sensible al saber amar y declararlo tal cual. Su discurso es romántico pero atrevido para una mujer de su época. Seguramente al ser interpretadas sus canciones por hombres no sorprendía ni incomodaba al público ese tipo de declaraciones de pasión y deseo.

Cada canción de María Grever destila poesía por la sensibilidad, calidez y emotividad latentes en cada palabra, en cada frase y en toda la composición. Su discurso parece excavar su propia alma y obligarla a confesar lo que quiere y lo que no se atreve a decir. En su discurso hay goce y euforia por el amor, por la ilusión del amor y por la certeza de que ella merece ser amada:

Si yo encontrara un alma como la mía cuántas cosas secretas le contaría un alma que al mirarme sin decir nada me lo dijese todo con su mirada. Un alma que embriagase con suave aliento, que al besarle sintiera lo que yo siento. Y a veces me pregunto, qué pasaría si yo encontrara un alma como la mía. (Alma mía)

Entre metáforas y palabras representativas del placer, el deseo y la pasión, María Grever hizo referencia sin duda a la recuperación y exploración del cuerpo, donde hay siempre una esperanza hacia el romanticismo, pero también un reconocimiento al placer y a la entrega. Pareciera que acepta no entrar en el recato que la época marcaba a las mujeres, le gusta sentir que es deseada, provocar ser deseada:

¿Por qué al mirarme en tus ojos sueños tan bellos me forjaría? / Mira, mírame a mí nada más. Después de probar tus labios/ vivir sin ellos ya no podría. Besa, bésame a mí nada más/ Porque un beso como el que me diste/ nunca me habían dado/ (Así)

María Grever compositora mexicana que siempre le cantó al amor.

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